Nunca antes se había producido un topless de una reina del pop en un videoclip dominante.
La Madonna negra del siglo XXI superó a la caduca Madonna blanca del XX. Desde entonces, Rihanna no ha cesado en su empeño de mostrarnos los senos en cada uno de sus nuevos vídeos. Y ya llevamos tres."
Secuencia de Bich Better Have My Money
Secuencia de Bitch Better Have My Money
Secuencia de Work
Secuencia de Work
Secuencia de Work
Secuencia de Work
"Rihanna
es la Reina absoluta del videoclip mainstream.
(...) posteriormente al citado siguió con su estrategia de seducción, tanto en su videoclip Work (“Trabaja”) en compañía del rapero Drake, como en Kiss It Better
(“Bésalo mejor”). En todos, la célebre intérprete decidió mostrar sus
otrora privadas areolas al conjunto de la juventud mundial. ¿Exagerado?
Los tres vídeos suman en pocos meses más de 350 millones de
visualizaciones, una población que multiplica por tres la suma de todos
los jóvenes de la Unión Europea y Estados Unidos. Pero, ¿cuál es la razón de esta aparente obsesión de Rihanna con sus pechos? (...)
Pues
resulta que el ojo humano, sea masculino o femenino, observa un 20% más
rápido que cualquier otra imagen aquellas que poseen contenido sexual.
Por esa razón otra famosa estrella del pop, Miley Cyrus, sentenció
sabiamente aquello de: “Eres más famosa cuanto más enseñas las tetas”.
Por ello en un mercado audiovisual (pongamos YouTube) repleto de
videoclips en durísima competencia, es funcional para los empresarios
que los financian utilizar el reclamo visual para congregar las
atenciones de los espectadores. Una vez reunidas serán vendidas como
nuevas mercancías a los anunciantes que pagarán por esos videoclips.
Es
decir, cuando millones de jóvenes queden atrapados/as observando la
artísticamente realzada sexualidad de Rihanna o los pectorales de Justin
Bieber, los anunciantes de turno tendrán que pagar al canal YouTube y a
los propietarios del vídeo (Universal, Vevo, etc.) por haber construido
un excelente cebo capaz de transformar esas atenciones en mercancía. De
este modo, las empresas anunciantes podrán bombardear a los seguidores
de Rihanna y Bieber con esa desarrollada forma de lavado cerebral
llamada publicidad. (...)
Además,
con los videoclips mainstream se produce lo que denomino la “estrategia
del coito sin fin”.11 Ésta basa su poder de atracción en la continua
excitación sexual del espectador. Así retiene su mirada en una zozobra
interminable que continuamente contiene la promesa del orgasmo que su
mismo flujo comunicacional debe negar para que la atención sea
constantemente (re) mercantilizada y desviada hacia la oferta mercantil
representada en el contenido audiovisual.
En el videoclip dominante, la
maldición del coito sin fin alcanza su expresión más elevada y sus
agotados voyeurs forman su castigado público fiel. (...)
En
la actualidad, la libertad artística de los cantantes más populares es
de la más bajas que se recuerdan debido a la concentración y
centralización del capital que ha permitido que la luz verde sobre los
vídeos más comerciales que verán la luz se tome cada vez por menos
manos. (...)
Llegados
al final de esta reflexión, tres preguntas me rondan. De lo micro a lo
macro: primera, ¿cuántos videoclips interpretará a partir de ahora
Rihanna sin mostrar sus pezones? Segunda, ¿cuándo se realizará la
primera penetración o felación de una celebridad en un videoclip
dominante? Tercera, ¿cuándo la mayoría social se percatará que no hay
otro presente cultural posible bajo el capitalismo? (...)
No
es cuestión de censurar el contenido sexual de ningún producto
cultural, ni mucho menos, sino de entender que los seres humanos somos
algo más que falos y pechos ansiosos de ser consumidos. Algo que, dicho
sea de paso, contradice la función que el capitalismo nos tiene
asignada.
Por eso Rihanna es prisionera de sus propios pezones,
convertidos en punta de lanza de las ubres del capitalismo
internacional." (Jon E. Illescas , El Viejo Topo, 20/04/16) (Mailonline)
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