25.4.16

La construcción del icono sexual en los principios del siglo veintiuno... con los pezones de Rihanna

"El año pasado apareció por primera vez haciendo topless en su vídeo Bitch Better Have My Money (“Zorra, mejor que tengas mi dinero”).
Nunca antes se había producido un topless de una reina del pop en un videoclip dominante.
La Madonna negra del siglo XXI superó a la caduca Madonna blanca del XX. Desde entonces, Rihanna no ha cesado en su empeño de mostrarnos los senos en cada uno de sus nuevos vídeos. Y ya llevamos tres."





















Secuencia de Bich Better Have My Money
Secuencia de Bitch Better Have My Money

Secuencia de Work
Secuencia de Work
Secuencia de Work

Secuencia de Work
 "Rihanna es la Reina absoluta del videoclip mainstream. 

(...) posteriormente al citado siguió con su estrategia de seducción, tanto en su videoclip Work (“Trabaja”) en compañía del rapero Drake, como en Kiss It Better (“Bésalo mejor”). En todos, la célebre intérprete decidió mostrar sus otrora privadas areolas al conjunto de la juventud mundial. ¿Exagerado? 

 Los tres vídeos suman en pocos meses más de 350 millones de visualizaciones, una población que multiplica por tres la suma de todos los jóvenes de la Unión Europea y Estados Unidos. Pero, ¿cuál es la razón de esta aparente obsesión de Rihanna con sus pechos? (...)

Pues resulta que el ojo humano, sea masculino o femenino, observa un 20% más rápido que cualquier otra imagen aquellas que poseen contenido sexual. Por esa razón otra famosa estrella del pop, Miley Cyrus, sentenció sabiamente aquello de: “Eres más famosa cuanto más enseñas las tetas”.

 Por ello en un mercado audiovisual (pongamos YouTube) repleto de videoclips en durísima competencia, es funcional para los empresarios que los financian utilizar el reclamo visual para congregar las atenciones de los espectadores. Una vez reunidas serán vendidas como nuevas mercancías a los anunciantes que pagarán por esos videoclips. 

Es decir, cuando millones de jóvenes queden atrapados/as observando la artísticamente realzada sexualidad de Rihanna o los pectorales de Justin Bieber, los anunciantes de turno tendrán que pagar al canal YouTube y a los propietarios del vídeo (Universal, Vevo, etc.) por haber construido un excelente cebo capaz de transformar esas atenciones en mercancía. De este modo, las empresas anunciantes podrán bombardear a los seguidores de Rihanna y Bieber con esa desarrollada forma de lavado cerebral llamada publicidad. (...)

Además, con los videoclips mainstream se produce lo que denomino la “estrategia del coito sin fin”.11 Ésta basa su poder de atracción en la continua excitación sexual del espectador. Así retiene su mirada en una zozobra interminable que continuamente contiene la promesa del orgasmo que su mismo flujo comunicacional debe negar para que la atención sea constantemente (re) mercantilizada y desviada hacia la oferta mercantil representada en el contenido audiovisual. 

En el videoclip dominante, la maldición del coito sin fin alcanza su expresión más elevada y sus agotados voyeurs forman su castigado público fiel.  (...)

En la actualidad, la libertad artística de los cantantes más populares es de la más bajas que se recuerdan debido a la concentración y centralización del capital que ha permitido que la luz verde sobre los vídeos más comerciales que verán la luz se tome cada vez por menos manos.  (...)

Llegados al final de esta reflexión, tres preguntas me rondan. De lo micro a lo macro: primera, ¿cuántos videoclips interpretará a partir de ahora Rihanna sin mostrar sus pezones? Segunda, ¿cuándo se realizará la primera penetración o felación de una celebridad en un videoclip dominante? Tercera, ¿cuándo la mayoría social se percatará que no hay otro presente cultural posible bajo el capitalismo?  (...)

No es cuestión de censurar el contenido sexual de ningún producto cultural, ni mucho menos, sino de entender que los seres humanos somos algo más que falos y pechos ansiosos de ser consumidos. Algo que, dicho sea de paso, contradice la función que el capitalismo nos tiene asignada. 

Por eso Rihanna es prisionera de sus propios pezones, convertidos en punta de lanza de las ubres del capitalismo internacional."         (Jon E. Illescas , El Viejo Topo, 20/04/16)                 (Mailonline)

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