"El instante
fotográfico tienen que ver con la intimidad conmigo mismo. Se trata de
abordar la realidad y hacer algo más que describirla: tratar de estar
presente en la experiencia. A veces es dulce y la vida salta a mi
cámara, como los conejos. Otras, no tanto. Todo está en juego".
El sueco Anders Petersen (Estocolmo, 1944) solamente
retrata, y esa es su marca artística, su decisión política, su queja
existencial, a quienes son invisibles para el dinero público: borrachos
terminales, psicópatas delirantes, criminales encerrados...
"Busco una relación con
la gente que fotografío y eso tiene mucho que ver con los deseos, los
secretos y los sueños. Sus pesadillas y ansiedades son también las
mías", ha explicado Petersen para justificar la cercanía con la que
practica el arte de los retratos. Su única ley, y se trata de un
dictamen que garantiza la honestidad del resultado, tiene que ver con la
dignidad necesaria para mostrar a los outsiders con el respeto que
merecen.
Desde Cafe Lehmitz, un
reportaje que firmó en 1962, a los 18 años, en un bar de Hamburgo
frecuentado por travestis, homosexuales, prostitutas, proxenetas,
compradores de sexo y rateros, nunca ha roto el compromiso con la
humanidad de los perdedores y desesperados.
Cuando le preguntaron
por sus recuerdos sobre las muchas y eternas noches de Cafe Lehmitz,
donde consiguió acceso y permiso cómplice tras convertirse en un
parroquiano más, no habló del trabajo documental o su grandeza, sino que
dijo: "Bebimos, bailamos, nos amábamos, llorábamos y nos reíamos".
Con el continuo trabajo
de sus diarios fotográficos y documentales de viaje, este radical
activista de la fotografía como actitud crítica y ánimo poético, "nos
abre los ojos a situaciones muy personales e íntimas, nos permite
participar en la vida social de los demás y presenta así una crónica
continua de encuentros"
Las fotos no sólo
muestran a las personas sin derecho a gozar de una imagen pública en un
tiempo en que se vende a precio muy bajo la intimidad, sino que también
son el glosario de otra época.
"Reflejan las actitudes de una generación
que era permisiva con respecto a la sexualidad, el amor y la violencia
más allá de todas las normas generalmente aplicables" (20Minutos, 08/01/17)
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