3.7.17

Los barrios... los bajos... los humanos...





 

 


 



































































































"El instante fotográfico tienen que ver con la intimidad conmigo mismo. Se trata de abordar la realidad y hacer algo más que describirla: tratar de estar presente en la experiencia. A veces es dulce y la vida salta a mi cámara, como los conejos. Otras, no tanto. Todo está en juego".

El sueco Anders Petersen (Estocolmo, 1944) solamente retrata, y esa es su marca artística, su decisión política, su queja existencial, a quienes son invisibles para el dinero público: borrachos terminales, psicópatas delirantes, criminales encerrados...

"Busco una relación con la gente que fotografío y eso tiene mucho que ver con los deseos, los secretos y los sueños. Sus pesadillas y ansiedades son también las mías", ha explicado Petersen para justificar la cercanía con la que practica el arte de los retratos. Su única ley, y se trata de un dictamen que garantiza la honestidad del resultado, tiene que ver con la dignidad necesaria para mostrar a los outsiders con el respeto que merecen.

Desde Cafe Lehmitz, un reportaje que firmó en 1962, a los 18 años, en un bar de Hamburgo frecuentado por travestis, homosexuales, prostitutas, proxenetas, compradores de sexo y rateros, nunca ha roto el compromiso con la humanidad de los perdedores y desesperados.

Cuando le preguntaron por sus recuerdos sobre las muchas y eternas noches de Cafe Lehmitz, donde consiguió acceso y permiso cómplice tras convertirse en un parroquiano más, no habló del trabajo documental o su grandeza, sino que dijo: "Bebimos, bailamos, nos amábamos, llorábamos y nos reíamos".

Con el continuo trabajo de sus diarios fotográficos y documentales de viaje, este radical activista de la fotografía como actitud crítica y ánimo poético, "nos abre los ojos a situaciones muy personales e íntimas, nos permite participar en la vida social de los demás y presenta así una crónica continua de encuentros"

Las fotos no sólo muestran a las personas sin derecho a gozar de una imagen pública en un tiempo en que se vende a precio muy bajo la intimidad, sino que también son el glosario de otra época. 

"Reflejan las actitudes de una generación que era permisiva con respecto a la sexualidad, el amor y la violencia más allá de todas las normas generalmente aplicables"          (20Minutos, 08/01/17)

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