... y siete ¡ San fermín !
"Una chica aupada sobre los hombros de un novio, un amigo o un vaya
usted a saber qué. La joven está partiéndose de risa, empapada en vino, y
se sube la camiseta para dejar sus pechos al aire. Un montón de manos
se los magrean.
Esa es la imagen, repetida con pocas variantes en la prensa. Y hay
también vídeos similares que se repiten en las televisiones o en
Internet.
El segundo acto de la cosa está compuesto por rotundas, enfáticas
declaraciones de organizaciones feministas o portavocías de Gobiernos
locales advirtiendo de que los abusos sexuales tienen que acabarse en
San Fermín.
Hay un enorme equívoco en todo esto. No casan los datos. Hasta donde
yo sabía, los abusos sexuales entre personas adultas se podían
considerar eso, abusos, si no había consentimiento. Si lo hay, podemos
hablar de golfería, despiporre, canas al aire y cosas así. Pero nos
hemos quedado todos tan a gusto.
Quien ha visto a una mujer violada o
que haya sufrido esos abusos jamás puede recordar el menor gesto de
diversión o de disfrute. Una violación es un crimen de largo aliento,
que deja mutilada a una mujer para mucho tiempo, o para siempre.
¿Por
qué tienen cara de disfrutar las chicas que se quitan voluntariamente la
camiseta en estas imágenes que nos enseñan para la denuncia?
Me temo lo peor: me temo que muchos medios de comunicación de nuestro
país han utilizado a las gozosas y ocasionales libertinas para lanzar
un mensaje de corrección política que se vuelve contra las mujeres.
Porque cualquier mujer tiene derecho a hacer el golfo. Pero nadie
tiene el derecho de relacionar su decisión con los abusos y las
violaciones. Hacerlo así es trivializar el asunto. En San Fermín o en un
pasadizo madrileño."
(
Jorge M. Reverte
, El País, 17 JUL 2014 )
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