"Me interesa la parte animal de nuestros cuerpos, ese comportamiento
lleno de gestos que denotan restos de genes salvajes. Lo animal que
permanece oculto en nuestro interior con todos sus instintos. Siempre el
poder ha intentado controlarlos para ejercer su dominio en la
organización social. (...)
Las formas, los sentidos y las miradas,
las luces y las sombras configuran las imágenes animales de nuestros
cuerpos, como nos proyectamos al otro y mostramos nuestros apetitos y
nuestros deseos.
Cuando nos adentramos en las formas del
cuerpo, siempre acabamos explorando el eros, las pasiones que encienden
esas formas del cuerpo del otro que deseamos.
Todo ello configura ese dialogo entre el eros y el tánatos que subyace dentro de nuestros pensamientos. La muerte y el deseo, los cuerpos, los gestos animales que se ocultan bajo ese barniz de dominio que llamamos civilización. (...)
Todo ello configura ese dialogo entre el eros y el tánatos que subyace dentro de nuestros pensamientos. La muerte y el deseo, los cuerpos, los gestos animales que se ocultan bajo ese barniz de dominio que llamamos civilización. (...)
Los cuerpos son imperfectos, como lo somos nosotros, pero las pasiones
se desatan con una fuerza irrefrenable. Esta es la noche del gozo y del
placer, entregaros a ello. Las formas, las luces y las sombras, el eros y
el tánatos están siempre presentes en el aprendizaje de la fotografía
de los cuerpos. (...)" (Rafael Roa)
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