





(1) Primero, el maquillaje; (2) Esperando a que acaben los técnicos; (3) Probando cordajes y posturas; (4 y 5) ¡Acción! Google Images, (6) El País, ed. Galicia, Obituarios, 13/12/2008, p. 56
"Bettie Page, luminosa encarnación del erotismo prohibido de la década de los cincuenta, falleció el pasado jueves en un hospital de Los Ángeles... Según ella, creció entre penalidades y abusos paternos... ejerció de maestra y se casó con un soldado, del cual se divorciaría. Malvivía como actriz en Nueva York cuando, en 1950, llamó la atención de Jerry Tibbs, policía aficionado a la fotografía. De su mano entró en el sigiloso mundillo de los erotómanos. (...)
Con su espléndida figura y su reconocible peinado, Betty se convirtió en la favorita de los aficionados que consumían semiclandestinas revistas para hombres y que encargaban sesiones fotográficas -y cortos cinematográficos- que reflejaran sus obsesiones, muchas veces relacionadas con los zapatos de tacón de aguja, las medias, los ligueros o los látigos. Los hermanos Irving y Paula Klaw encaminaron a Betty / Bettie hacia el sadomasoquismo suave entre mujeres mientras que otro fotógrafo, Bunny Yeager, se especializó en retratarla como reina de la jungla.
Como modelo, Page transmitía una inocencia, un deleite libre de culpabilidad. Alcanzó su máximo reconocimiento en 1955, cuando fue protagonista de las páginas centrales de Playboy. Sin embargo, ese mismo año fue convocada por un comité del Senado que investigaba la pornografía; no llegó a testificar pero se fue desencantando y en 1957 dejó el negocio. A partir de ese momento, su vida está envuelta en misterios. (...)
A principios de los noventa, Bettie descubrió que era el centro de una notable industria e intentó -no siempre con éxito- cobrar royalties. Ocasionalmente concedió entrevistas, incluso en televisión, pero se negaba a aparecer con su imagen actual. Quería mantener el recuerdo de la sinuosa Bettie Page. Y deseaba distanciarse de la pornografía contemporánea: aseguraba que nunca apareció desnuda y que todo eran juegos con cuerdas y fustas. Fue, insistía, una mera modelo profesional que se desenvolvió en un campo especializado: "Era más divertido que estar ocho horas atada a una máquina de escribir".
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